POR QUÉ LAS MUJERES VAN JUNTAS AL BAÑO?
El gran secreto de todas las mujeres respecto a los baños es
que de niña tu mamá te llevaba al baño, te enseñaba a limpiar la tabla del
inodoro con papel higiénico y luego ponía tiras de papel cuidadosamente en el
perímetro del inodoro. Finalmente te instruía: "Nunca, nunca te sientes en
un baño publico". Y luego te mostraba 'la posición' que consiste en
balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse sin que tu cuerpo haga
contacto con la taza.
"La Posición" es una de las primeras lecciones de
vida de una niña, súper importante y necesaria, nos ha de acompañar durante el
resto de nuestras vidas. Pero aún hoy en nuestros años adultos, 'la posición'
es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está a punto de reventar.
Cuando "tienes que ir" ( y hablo de realmente ir) a
un baño público, te encontrás con una cola de mujeres que te hace pensar que
dentro está Brad Pitt (o Ricardo Arjona!!!). Así que con tu mejor cara de
extasiada ( y no de amor) esperas paciente, sonriendo amablemente a las demás
mujeres que también están discretamente cruzando piernas y brazos. Es la
posición oficial de "me estoy meando".
Finalmente te toca tu turno, pero siempre llega la típica
mamá con "la niña pequeña que no se puede aguantar más" y aprovechan
para saltarse ambas la cola ¡con toda intención!. Despues en el momento culmine
de tus esfinteres, verificás cada cubículo por debajo para ver si no hay
piernas. Todos están ocupados. Finalmente uno se abre y te lanzas casi tirando
a la persona que va saliendo. Entras y te das cuenta que el picaporte no
funciona (nunca funciona); no importa...
Colgas tu bolso del gancho que hay en la puerta, y si no hay
gancho (nunca hay gancho), inspeccionas la zona, el suelo esta lleno de
líquidos indefinidos y no te atreves a dejarlo ahí, así que te lo cuelgas del
cuello mientras miras como se balancea debajo tuyo, sin contar que te desnuca
la correa, porque el bolso está lleno de muchas cosas que fuiste metiendo dentro -
la mayoría de las cuales no usas, pero que las tienes por si acaso - ...
Pero volviendo a la puerta... como no tenía picaporte, solo
tienes la opción de sostenerla con una mano, mientras que con la otra de un
tirón te bajas la tanga y tomas "la posición"... Alivio......
AAhhhhhh.... por fin... Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar.... porque
estás suspendida en el aire, con las piernas flexionadas, la tanga
cortándote la circulación de los muslos, el brazo extendido haciendo fuerza
contra la puerta y un bolso de 5 kgs. colgando de tu cuello. Eso sin mencionar
que estas aguantando la respiración puesto que el baño apesta.
Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar la
taza ni la cubriste con papel, interiormente crees que no pasaría nada pero la
voz de tu madre retumba en tu cabeza "jamás te sientes en un baño
público!", así que te quedas en "la posición" con el tembleque
de piernas, entonces por un fallo de cálculo en las distancias una salpicada
finíiiiiisima del chorro te salpica en tus propias nalgas y que ¡¡¡te moja
hasta las medias!!! Tienes suerte si no te mojas tus propios zapatos, y es que
adoptar "la posición" requiere una gran concentración.
Para alejar de tu mente esa desgracia, buscas el rollo de
papel higiénico peroooo, ¡miercoles...! el rollo esta vacío...! (siempre) Entonces
suplicás al cielo que entre los 5 kgs. de porquerías que llevas en el bolso
haya un miserable kleenex, pero para buscar en tu bolso tienes que soltar la
puerta, dudas un momento, pero no hay más remedio. Y en cuanto sueltas la
puerta, alguien la empuja y recibes un portazo que tienes que frenar con un
movimiento rápido y brusco, sin miramientos o todo el mundo te vera semi
sentada en el aire con la bombacha por la rodilla ¡¡NO!! Entonces gritas
¡¡¡O-CU-PA-DOOOO !!!', mientras continúas empujando la puerta con la mano
libre, das por hecho que todas las que esperan en el exterior han oído tu
mensaje y ya puedes soltar la puerta sin miedo, nadie intentará abrirla de
nuevo, (en eso las mujeres nos respetamos mucho) y te dispones a buscar tu
kleenex sin agobios, te gustaría usar más de uno pero sabes lo valiosos que son
en casos similares y te quedas con uno por si acaso.
En ese preciso instante se apaga la luz del baño(claro
considerando que en el baño haya luz), porque entre tanto equilibrio te
apoyaste en el interruptor, das la luz de nuevo con la mano del kleenex por que
la otra sigue sujetando tus calzones, vas contando los segundos que te quedan
para salir de allí, sudando porque llevás el abrigo puesto ya que no hay
perchero, y es que, hay que ver el calor que hace en esos sitios tan pequeños y
en esa posición de fuerza en la que sigues, con los gemelos a punto de
estallar.
Sin contar la bronca que llevas por el portazo, el desnuque
con la correa del bolso, el sudor que corre por tu frente, la salpicada del
chorro en las piernas y en las medias, que todavía están mojadas... el recuerdo
de tu mamá que estaría avergonzadísima si te viera así; porque sus nalgas nunca
tocaron el asiento de un baño público, porque francamente, "quien sabe qué
clase de enfermedades podrías agarrar ahí".
Pero la debacle no termina... estás exhausta, cuando te
pones de pie ya no sientes las piernas, te recolocas la ropa rápidamente y tiras
de la cadena ¡sobretodo! Si no funciona preferirías no salir jamás de ese baño
¡qué vergüenza! entonces sales al lavamanos. Todo esta lleno de agua así que no
puedes soltar el bolso ni un segundo, lo cuelgas al hombro, en caso de que haya
agua presionas el dichoso grifo, te lavas en una posición de jorobado de Notre
Dame para que no se resbale el bolso desde tu hombro y acabe en la pileta del
baño y por supuesto con las caderas alejadas de la pileta porque la presión con
la que sale el agua te va a mojar los pantalones pero como el secador de aire
es un aparato inútil (si es que existe) así que acabás secándote las manos en
tus pantalones, por que no pensás gastar otro kleenex para eso! y sales pasando
junto a la línea de mujeres que aún están esperando con las piernas cruzadas y
en estos momentos eres incapaz de sonreír cortesmente.
Tendras suerte si no sales arrastrando un trozo de papel
higiénico pegado a tu zapato del largo del río Amazonas, o peor aún, con lo
pantalones arremangados o lo que es peor, con la falda enganchada a media
espalda, por lo que sales mostrando medias nalgas! Justo en el momento que un
alma caritativa te lo dice o te pega un tirón, (por suerte las mujeres somos
extrañamente solidarias en estos casos), sales.
En este momento ves a tu chico que ha entrado, usado y
salido del baño de hombres y que tuvo tiempo de sobra para leer La Guerra y La
Paz mientras te esperaba. "¿Por qué tardaste tanto?" te pregunta
irritado. "Había mucha cola", te limitas a decir.
Y esta es la razón por la que las mujeres vamos en grupo al
baño, por solidaridad, ya que una te aguanta el bolso y el saco, la otra te
sujeta la puerta, otra te pasa el kleenex por debajo de la puerta y así es
mucho más sencillo y rápido ya que solo tendrás que concentrarte en mantener
"la posición", y la dignidad.
Esto está dedicado a las mujeres de todas partes que han
tenido que usar un baño público. Y finalmente explicales a ustedes, hombres,
por qué nosotras tardamos tanto y porque siempre vamos acompañadas!
Fuente: Cosas que circulan por la web.