Hay algo que siempre he repudiado durante toda mi vida, y son las mentiras... mis padres me enseñaron a decir siempre la verdad, aunque esta duela... odio las mentiras, y porque las odio, no miento, ni cometo engaños y digo las cosas como son, tal como las pienso, como las siento, aunque a veces me trabe y los nervios me ganen en esa batalla de sinceridad... y se burlen de mi, se molesten conmigo, y hasta quizás a veces no me crean... Yo con mi conciencia duermo en paz, de haber cumplido con decir la verdad... soy imperfecta, me frikeo fácilmente con cosas que puedan afectar mi futuro... un futuro que lo he planeado en papeles borroneados, con lágrimas, con sacrificios, con esfuerzo y constancia y que pretendo verlo realizado con años de felicidad en mi vida.
Sin embargo hay algo que he pasado por alto en todo este tiempo y es esto: que para no dañarme suelen decirme mentiras piadosas y yo para no dañarlos, finjo que me las creo... y lo que me preocupa de todo esto no es que me hayan mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer, ni confiar...
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