Esquivamos los cielos claros, pero dejamos los nublados en la habitación. Y andamos gran parte de los días sin soles, por el temor a las tormentas. El miedo no es para el amor, ni mucho menos, para los amantes náufragos. Hay una idea instaurada de cómo se debe amar, en una sociedad que desquiere, pero pretende enseñar. Somos momentáneos e irrepetibles, tanto como esos rostros que súbitamente encontramos, o nos desencuentran. Y seguimos apostando a las esperas, antes de que el supuesto error, nos sume al desencanto. Olvidando que el riesgo, es parte del intento. No te quedes con ganas. Quédate conmigo.
“Desquerer” - © Gabriel Velxio
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